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En sus bares o en latas, la experiencia del Almacén de Cervezas se lleva a todos lados

La identidad y el espíritu de los bares de Siria y Maipú ahora vienen en envase de 473 ml para disfrutar del “Alma” en casa o donde sea: Frida Mexican Lager, Cervecitra, IPA Almacén, Kiss Me Honey y Alma Porter son las cinco latas propias de estilos producidos por cervecerías regionales y que fueron definidos a partir de los gustos y deseos de “lxs almacenerxs”.

Un tributo a la camaradería cervecera. El deseo de expandir la amistad y la magia que suceden en los bares de Siria y Maipú. Desde el año pasado, el Almacén de Cervezas lanzó al mercado su línea de cervezas propias, que pueden degustarse en pinta en sus espacios gastronómicos o en versión lata de 473 ml.

Desde hace una semanas, presentaron sus dos nuevos estilos, Alma Porter y Kiss Me Honey, que se suman a Frida Mexican Lager, Cervecitra y la infaltable IPA. Esta línea de productos fueron hechos en conjunto con cervecerías locales como Babylon y San Diego, además de la rosarina Goodfellas y Psicotella de Avellaneda.

Lo que empezó en 2017 como un centro de recarga y venta de cervezas artesanales locales, nacionales e importadas de prestigio y calidad hoy se concentra en dos bares donde la clave son pilares como lo cercano y local. Pero siempre, desde su origen, el grupo de amigos que fundó “el Alma” quiso crear una fábrica de cerveza y hoy cumple ese deseo al haber lanzado la línea de latas.

Frida fue la primera lata que salió al mercado y se propone como un homenaje al público femenino del Alma, que ronda el 60%, mientras que la Hoppy Golden Cervecitra es un tributo al compartir en el barrio y al lúpulo. La IPA tiene sus devotos y no puede faltar, y la Honey y Porter fueron diseñadas para quienes gustan de estilos dulces o maltosos. Cada cerveza tiene su razón de ser, y buscan reflejar la idiosincrasia del Almacén. “Vamos a estilos de tomabilidad media a alta porque para los santafesinos es un medio de hidratación y de socialización”, sintetiza Iván. También, se proponen como un reconocimiento al apoyo, generosidad y camaradería de los cerveceros que sostienen y son parte del Alma.

El arte de las latas, que también se traslada a las paredes de los bares como parte de la identidad almacecera, son de los ilustradores Amayo y Pol.

Expandir el alma

En 2020, en los comienzos de la pandemia, se propusieron iniciar un proceso de optimización para promover que Almacén crezca: elaboraron manuales de procedimientos para impulsar un sistema de franquicias y es ahí donde la lata aparece como el “comodín para salir a jugar en otros lugares, para llevar la experiencia del Almacén a todos lados”, plantea Iván Trossero, uno de los impulsores de Almacén junto con Lolo García.

Francisco Guibert está al frente de Épica Consultora, y se sumó a Almacén para potenciar la marca desde abril de este año. A partir de lo recorrido en los últimos meses, en un escenario atravesado por una pandemia que pareciera que va quedando atrás, comparte cuáles son sus objetivos: “No es lo mismo tener un bar de cerveza artesanal, que otro para tomar un café o hacer una reunión, o para el ciclo de charlas que se hacen acá como Pinta Sexo, de Criptomonedas, de Ajedréz”. Todo eso sucede en los bares del Alma. “Almacén se va diversificando y es importante ordenar para poder comunicar todo, y que sea lo más fiel. Lo rico está en lo que pasa dentro de los bares: la risa, la alegría, la música, el gin. Conocer bien lo que pasa acá adentro para poder comunicarlo y después para poder replicarlo en Rafaela, en Paraná, en Buenos Aires, en Rosario”.

Experiencia almacenera

Almacén de Cervezas se mueve, se diversifica y crece al calor de los gustos y deseos de “lxs almacenerxs”. Con esa premisa, cada estilo que crean con el acompañamiento de cervecerías amigas, son pensados a partir de lo que más les gusta tomar a los que habitan sus bares como si fuera su propia casa. Una chica que se llevó latas para un amigo de Ushuaia que viene seguido a Santa Fe, un chico que desde Bahía Blanca ganó y participó de un sorteo para llevarse las latas y se las enviaron, la asistencia perfecta de dos amigas que fueron toda la semana al Alma de Siria. El anecdotario de los que hacen el Alma es infinito.

“Siempre nos enfocamos en el cliente, en escucharlo, estar cerca, ver qué piensa, qué elige y desde ese lado la experiencia. Todo parte de la observación, la comunicación y la empatía entre nosotros, el lugar y la comunidad. Nosotros nos asombramos: no son clientes, son amigos porque vienen todos los días”, cuenta sorprendido Iván y sigue: “Hay gente que lo toma como parte de su casa. Para nosotros es una gran satisfacción y un desafío muy grande sostener eso, porque es estar constantemente escuchándolos. Acá sucede la amistad, a la magia la trae la gente”.

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